lunes, 1 de marzo de 2010

(des)ilusión.

Cada día más gilipollas dios. Me empeño, me empeño y me sigo empeñando. La negación no va conmigo pero tendré que acostumbrarme. Para qué escribir un texto que suene medianamente bien, si el único objetivo de hacerlo es desahogarse? A la mierda las rimas, las metáforas y todas esas paranoias que no hacen más que disfrazar la cruda realidad.
Te idealizo. Está comprobado. En mi mente eres de una manera, en la realidad eres de otra. Bueno, para qué engañarnos, no te conozco ni te conoceré, pero lo poco que me enseñas de ti no coincide exactamente con lo que yo había imaginado. La imaginación, la imaginación juega malas pasadas. Provoca grandes ilusiones, pero a la vez, enormes desilusiones. La ilusión te hace seguir adelante, te hace que te marques tus propias metas, que luches por lo que más deseas y que por consiguiente, tengas motivaciones; en definitiva, es la mejor manera de huir de la monotonía. Lo malo viene cuando te das cuenta de lo que una ilusión conlleva. El concepto de ilusión está ligado al de deseo. Y este, por definición, nunca se puede satisfacer totalmente. Para mí, una ilusión te atrae y a la vez te aterra. Es divertido jugar con ellas, te lo pasas muy bien durante una temporada, te crees que las dominas, pero al final te acaban dominando y pierdes la partida. La ilusión es una trampa, y solo te das cuenta de eso cuando caes en ella. Y si, tú, tú me has desilusionado. Gracias, ya era hora.

1 comentario:

  1. Dicen que uno madura cuando acepta que muchos de sus ilusiones serán siempre frustradas.Yo, ante esto, casi que prefiero no madurar. Aunque si lo pienso, sé que soy demasiado utilitarista como para no acabar madurando... En fin, VIVA LA ILUSIÓN!

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